Sitios de culto en la nieve española

Disfrutar de la nieve sin esquiar es posible. Siempre hay alternativas.

Formigal

Disfrutar de la nieve sin esquiar es posible. Siempre hay algún amigo que no pilota el tema esquís y hay que ofrecerle alternativas.

Según los expertos, esquiar solo tiene beneficios. Reduce la hipertensión, el colesterol, previene enfermedades del corazón, quema calorías por doquier y nos garantiza una perfecta salud emocional. ¿Se puede pedir más? Entonces, seamos listos: disfrutemos de la nieve. Busquemos el fin de semana ideal para proponer una escapada a los amigos. Una vez lo hagáis, surgirá la pregunta que todos hemos escuchado: “¿Y los que no sabemos esquiar?”. Cuestión a la que hay que enfrentarse con maestría. Y nosotros os damos las armas para ello. Para pasar un día rodeados de oro blanco NO es necesario esquiar. Y aquí lo demostramos.

Viaje al sur: en Sierra Nevada mientras los más expertos del grupo se deslizan por las pistas negras, los que no pilotan del tema pueden disfrutar de su montaña rusa. Correcto, hay una montaña rusa que recorre la estación y con la que uno puede ponerse a velocidades de hasta 40 km/h. Deslizarse por la nieve sin complicaciones nunca fue tan fácil. Una vez recorridos sus railes, solo hay que trasladarse al parque Mirlo Blanco para tirarnos por toboganes de 130 metros de largo o disfrutar del bicislalom, que nos hará sentirnos deportistas olímpicos.

Sin perder el norte: por derecho propio, Formigal se ha convertido en sitio de culto para los amantes de la nieve. Las opciones se multiplican en esta estación aragonesa. Pasar una mañana de escándalo deslizándonos con flotadores en unas pistas preparadas con peraltes, es una opción apta hasta para los más torpes del equipo. Ya de noche, los que aún tienen cuerda pueden subirse a un trineo de madera para descender una espectacular pista iluminada. Pero, sin duda, la joya de la corona es ‘Marchica’. La ecuación de nieve y fiesta encontró la solución perfecta en este garito, que abre a las tres de la tarde y cierra a las nueve de la noche, así los más esquiadores no tienen problema para madrugar al día siguiente.

No nos dejemos engañar por el horario: terminar la última bajada y entrar directamente en un sarao donde pinchan algunos destacados de nuestra música como Carlos Jean o Albert Neve no tiene precio. Casi sin quitarse la nieve de la ropa se pueden tomar un par de copazos sin renunciar a estar pronto descansando. La locura.

Otros planes: realmente en cualquier estación que se precie podemos optar por planes alternativas como las raquetas de nieve, una opción con la que también se conocen preciosos rincones montañosos, y que no requiere alta especialización. Las motos de nieve también se han convertido en otro buen plan. Varios rincones de España lo ofrecen pero, si hay posibilidades, lo mejor es optar por Andorra, donde se ofrecen verdaderos planazos al respecto. En Grandvalira existen rutas organizadas diurnas y nocturnas; esta segunda opción es pura magia: permite llegar a una serie de cumbres desde las que disfrutar de unos atardeceres de película, perfectos también para poner los dientes largos en Instagram.

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