(Otras) 5 chucherías que te hacían suspirar en la niñez

Estamos casi convencidos de que el 100% de estas chucherías siguen existiendo. En caso contrario, tampoco sufrimos en exceso porque seguro que os encargaréis de corregirnos en las redes sociales. Ya estuvimos hablando en su  momento de cinco chucherías que desearías volver a comer y en vista de que el listado es largo y que hay muchos mitos a los que todavía se les puede hincar el diente, nos lanzamos a dar otros cinco nombres que te harán viajar rápido a la tienda de chucherías más cercana.

Chucherías de la infanciaBubbaloo

Un chicle mítico por muchos motivos. Si lo recuerdas de cuando eras pequeña/o, 5 pesetas (correcto, pesetas) tenían la culpa de que no tuvieras uno de estos entre las manos. Era un chicle que amabas u odiabas porque el liquido del interior era algo excesivamente atrevido para la época en la que nació y no pasaba el filtro de todo el mundo. Nos atrevemos a decir que el más mítico era el de fresa, pero si algo caracterizaba a los Bubbaloo es que a colores y sabores le ganaba poca gente.

Tubos de gelatina

Puede que una de las más infravaloradas de la historia. Y es que, piénsalo con detenimiento: ¿no te ofreció más de una tarde de gloria? Era la típica chuchería que dejabas en la bolsa como una más, pero que daba más jogo que ninguna. Ya solo el riesgo de no poder alcanzar fácilmente la gelatina de la zona central con los dientes era una razón para hacerte con alguna. Siempre hemos sido muy de riesgos.

Fresquito

Una pieza venerada por los amantes del toque ácido en las chucherías del domingo. Era una de esas chucherías contundentes, que requerían algo más de inversión que las demás pero daba un toque de clase a cualquier dulce selección. Si te gustaba lo ácido, era para ti. Y ojo porque ha sabido sobrevivir al tiempo y ahora se pueden elegir 4 tipos de Fresquitos (Cereza, Cola, Pintalenguas y Helado). ¿Y el gusto que daba cargar mucho la piruleta con los polvos? Increíble sensación.

Mariquitas de chocolate

Por supuesto que las mariquitas de chocolate han sobrevivido al paso del tiempo. Algo así no puede morir tan fácilmente en el olvido. Eran (y serán, suponemos) un salvavidas perfecto cuando te apetecía algo de chocolate y, por los motivos que fueran, no podías trincar una tableta en casa (porque tus padres tenían el chocolate en caja fuerte para que no te pusieras morado, por ejemplo). Y era en esos momentos en los que emergían en varios colores pero un solo sabor: el que ansiabas.

Mariquitas de chocolateSidral, pero el mítico

Sidrales hay muchos. Pero nos atrevemos a decir que, poniéndonos serios, el bueno y el de verdad era el Sidral de cola que venía en el mítico bote pequeño de rayas rojas. Luego vinieron modernidades de sidrales en pajitas que, digan lo que digan, no podrán superar al horno de haber podido comprar uno en su tarrito de tape naranja. Así es la vida.

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